Las condiciones desconcertantes se presentan de diversas formas, y el síndrome de La Habana es uno de los fenómenos más recientes y complejos de entender. A diferencia de las enfermedades comunes, este síndrome está envuelto en un halo de misterio, teorías conspirativas e incertidumbre. Podría ser solo un mito, o quizá un acto terrorista. Algunos lo señalan como una posible arma de sonido, mientras que otros piensan que podría ser algo inventado en la mente de las personas. En resumen, podría ser extremadamente preocupante, o tal vez no sea nada de lo que preocuparse. Parece sencillo, ¿verdad?
Sea cual sea la realidad, los casos del síndrome de La Habana han sido reportados durante un largo tiempo y siguen sucediendo en diferentes partes del mundo. Con esto en mente, merece la pena revisar lo que sabemos, lo que ignoramos y lo que la mayoría imagina sobre el síndrome, ya sea que estén o no respaldados por pruebas sólidas.
¿Qué significa el síndrome de La Habana?
En el año 2017, fue anunciado por parte de Estados Unidos que iban a retirar al personal diplomático de su embajada ubicada en La Habana después de que 21 personas fueran afectadas por lesiones y enfermedades sin un origen claro. Los síntomas de esta particular dolencia incluían zumbidos en los oídos, problemas de equilibrio, pérdida de oído, vértigo, cansancio, insomnio y dificultades cognitivas.
Las lesiones no ocurrieron de manera conjunta ni en el mismo lugar. En aquel momento, se especulaba que podría haberse tratado de un fallo en un dispositivo de vigilancia o incluso un ataque acústico.
En fases posteriores, los síntomas más destacados fueron intensos dolores de cabeza e informes de sonidos agudos y persistentes percibidos durante la noche sin una fuente clara. Esta situación llevó a que se considerara de inmediato la hipótesis de un dispositivo sónico o un fallo en equipos de vigilancia.
Los antecedentes del síndrome de La Habana
Aunque inicialmente parecía que Cuba podría ser culpada del incidente, suponiendo que realmente hubiese un ataque, no todos compartían esa creencia. Estados Unidos no impuso sanciones a Cuba y los funcionarios cubanos se apresuraron a ofrecer su apoyo para investigar lo sucedido en La Habana.
La noticia, reportada por primera vez en agosto de 2017, indicaba que diplomáticos estadounidenses comenzaron a experimentar una extraña pérdida de audición. No fue un solo diplomático y tampoco solo aquellos con más tiempo en el país; algunos acababan de llegar. El problema fue tan grave que algunos tuvieron que retornar a Estados Unidos. En ese entonces, se pensó que un dispositivo que emitía un sonido no audible había afectado su audición, aunque era incierto si fue utilizado como un arma.
Posteriormente, la hipótesis se ajustó para no centrarse exclusivamente en un dispositivo sónico y para ampliar la variedad de síntomas. No todos los afectados presentaron pérdida de audición; algunos experimentaron náuseas y dolores de cabeza, otros escucharon ruidos, mientras que algunos no. Los síntomas e informes no se alineaban realmente con la ciencia de alguna potencial arma sónica. También se llegó a la conclusión de que es poco probable que hayan sido productos de un fallo en equipos de espionaje.
Manifestaciones del síndrome de La Habana
Uno de los inconvenientes para identificar lo que causa el síndrome de La Habana es que los síntomas son muy variados y complican el diagnóstico. En situaciones específicas, aunque existían síntomas claros, no se encontró evidencia de daños cerebrales o anomalías biológicas. Como se ha mencionado antes, en algunos casos se detectaron ciertas toxinas, pero estas no estaban presentes en todos los diagnósticos.
Se han revisado algunos de los síntomas iniciales anteriormente, pero eso no fue todo. Los signos más conocidos del síndrome de La Habana incluyen escuchar un sonido peculiar, posiblemente un zumbido. También había reportes de dolores de cabeza, mareos, pérdida de capacidades cognitivas, pérdida auditiva y dificultad para articular palabras. Algunas personas mencionaron sensación de presión en un oído y vértigo.
Incluso se describieron algunos efectos poco comunes como problemas sanguíneos e inflamación cerebral. Se han informado hasta episodios de hemorragias nasales.
Cuando algunos diplomáticos canadienses diagnosticados con el síndrome regresaron a su país, una familia llevó a tres perros con ellos. Se notificó que los perros ladraban sin razón aparente y, al regresar a Canadá, uno de los perros mostró comportamientos extraños. como encorvarse y morder el aire. Fue diagnosticado con un trastorno convulsivo y fue sacrificado. Previamente, ninguno de los animales había padecido problemas de salud. El cerebro del perro fue posteriormente estudiado, junto con el de los diplomáticos, para intentar esclarecer la raíz de los síntomas.
En la mayoría de los informes conocidos, ninguna arma o sustancia conocida podría justificar todos los síntomas observados. Desde el primer caso registrado, han ido surgiendo múltiples teorías que podrían esclarecer muchos de los casos, pero no su totalidad. Más adelante, ahondaremos en algunos de ellos.
Lugares donde ha surgido el síndrome de La Habana
Desde aquel primer incidente en Cuba en 2016, el síndrome de La Habana ha ido más allá. Actualmente, existen más de 1,000 casos registrados alrededor del mundo.
En lugares como Guangzhou, China, diplomáticos comenzaron a manifestar síntomas similares a los observados en La Habana en 2017, lo que conllevó a su evacuación. Diplomaticos en Shanghái y Pekín también fueron evacuados.
Otros puntos donde los diplomáticos reportaron afectados son Austria, Bulgaria, Francia, Polonia, Australia, Suiza, Colombia, Reino Unido y más. En un caso, incluso en Washington D.C., mientras se caminaba hacia la Casa Blanca.
Todas las situaciones reportadas de síndrome de La Habana involucraron a diplomáticos. Debido a que el fenómeno parece afectar únicamente a estas personas, no se percibe como algo natural, y la teoría de ser un ataque es bastante lógica. Aunque usualmente han sido diplomáticos estadounidenses quienes lo reportaron, también sucedieron casos con diplomáticos canadienses en La Habana. Sin embargo, hay que considerar que los diplomáticos estadounidenses también estaban presentes en el mismo sitio.
Posibles orígenes
Existen dos hipótesis principales que se consideran como las causas más probables de los síntomas asociados al síndrome de La Habana. Una posibilidad, como se mencionó anteriormente, es un arma sónico. El otro posible origen es histeria colectiva. Similar al caso del Hombre Mono de Delhi, ocurrido en 2001, cuando centenares de individuos afirmaron ser atacados por una figura antropomorfa usando casco, que irrumpía en las calles al caer la noche. Se organizaron grupos de vigilancia, la violencia se desató y algunos perdieron la vida. Finalmente, se concluyó que el Hombre Mono nunca existió; fue todo un acto de histeria colectiva. El FBI llegó a una conclusión similar respecto al síndrome de La Habana en 2018.
Esta no fue la única hipótesis, ya que el síndrome de La Habana siguió apareciendo. Las armas acústicas eran un origen potencial que se debatió, pero también se consideraron armas de energía dirigida. Aunque las armas acústicas podrían formar parte de esta categoría, el término abarca una gama más amplia. Por ejemplo, se considera la posibilidad de armas de microondas para explicar una mayor variedad de síntomas.
Luego de que funcionarios canadienses mostraran síntomas del síndrome de La Habana, el gobierno canadiense también llevó a cabo investigaciones. Los diplomáticos recibieron completos análisis médicos antes de viajar a Cuba, lo que permitió a los médicos comparar sus estados antes y después. Encontraron daños en partes de los cerebros que son sensibles a neurotoxinas, y concluyeron que el uso intensivo de pesticidas, implementado en Cuba cerca de residencias diplomáticas durante un brote de Zika, había originado el problema.
Relacionado de nuevo a la fauna, algunos de los afectados por el síndrome de La Habana no son grandes admiradores de que los ruidos registrados hayan sido atribuibles a grillos. Según parece, el grillo de las Indias Occidentales de cola corta genera un ruido tan desagradable que podría provocar incomodidad física en quienes lo escuchan. Dicho sonido tiene mucha similitud con los pulsos reportados en La Habana.
Los investigadores concluyeron que las características del ruido coincidían con la duración, repetición y frecuencia de los pulsos generados por los grillos. Cabe señalar que los investigadores no rechazan la idea de que algo malo sucediese a los diplomáticos en La Habana sino que sugieren que esos ruidos no fueron provocados por un arma sónica. Muchos de los efectos informados no podrían ser justificados solo por grillos, pero sí explican los sonidos en lugar de una supuesta arma sónica.
Otro estudio comprobó a 25 diplomáticos interesados en mareos, estrés en los oídos y tinnitus, y encontró en cada uno una anormalidad otolítica, un desorden que interfiere con el oído interno, provocando problemas de equilibrio y, por ende, mareos. Se plantea si ya sufrían de esta dolencia antes de llegar a La Habana o si algo allí la desencadenó. Esa respuesta no queda del todo clara.
En el año 2022, la CIA investigó más de 1,000 incidentes del síndrome de La Habana. Determinaron que, en su gran mayoría, no estaban provocados por algún gobierno extranjero hostil queriendo afectar a diplomáticos u otras personas. Sin embargo, es importante destacar una aclaración: dicha conclusión aplica para la mayoría de los incidentes, pero no para todos. De los casos, determinaron que 976 tenían otras explicaciones diferentes. Pero no podían descartar que los 24 restantes fueran causados por un gobierno, como el ruso, usando algún tipo de arma. Eso incluye los primeros casos de la embajada estadounidense en La Habana.
¿Entonces, qué causó el síndrome de La Habana en los casos más descritos? Según la CIA, la mayoría de las instancias fueron motivadas por una mezcla de factores ambientales, estrés o problemas médicos previos. ¿En cuanto a los casos restantes? Existe la posibilidad de que se tratara de ataques de algún tipo. Información reciente ha incluido a la inteligencia militar rusa vinculada a algunos casos no explicados, con evidencias de miembros del GRU en sitios específicos de los incidentes.
El uso de energía electromagnética pulsada, en el cual Rusia se sabe que ha trabajado, ha sido la teoría más contemplada para estos casos no resueltos. Informes también han señalado que las mayores figuras del grupo de inteligencia ruso vinculado a los incidentes fueron elogiadas en Rusia por su trabajo referente a el desarrollo de armas acústicas no letales. Rusia ha negado su participación.
Investigaciones adicionales
Aunque la CIA está convencida de haber aclarado la mayoría de los casos del síndrome de La Habana, los restantes todavía se investigan. Es poco probable que la CIA proporcione actualizaciones a menos que determinen la causa y establezcan la información como relevante para el público. Hasta ese momento, la especulación parece inclinarse bastante hacia Rusia, pero todavía falta evidencia sólida que asocie el síndrome de La Habana con cualquier gobierno extranjero o arma específica.
Quienes fueron afectados no se muestran totalmente conformes con la idea de que sus condiciones sean fenómenos de histeria colectiva o causados por grillos. Un grupo de diplomáticos canadienses ha demandado a su gobierno por no tratar su situación adecuadamente y no brindarles el apoyo necesario para afrontar las consecuencias. En total, 27 diplomáticos y sus familiares o colaboradores fueron incluidos en dicha demanda.
Un miembro de los servicios de inteligencia estadounidenses que había sido afectado en China también presentó una demanda contra su gobierno. Su reclamo se refiere a discriminación por motivos de discapacidad. Aunque otros no han llegado a demandar, se han topado con dificultades para acceder a compensaciones, beneficios, sueldos perdidos y tratamientos médicos para condiciones cuya causa sigue sin consenso ni certeza.
Aunque la condición es relativamente conocida, continúan reportándose nuevos casos. Un funcionario del Departamento de Defensa experimentó síntomas tras una reunión de la OTAN en 2023.

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